Sabemos que desde hace un tiempo a esta parte, el deporte de correr se ha puesto de moda. Así, existe cada vez más gente decidida a calzarse las champion y comenzar en esta actividad que muchas veces halla su punto límite en una carrera, permitiendo a su vez encontrarse con otros en la misma situación y sentir la experiencia que convoca no solo a participantes sino también a sus familias.
De esta práctica podemos extraer importantes ideas útiles para todos aquellos con responsabilidad en la gestión de personas. Y estoy seguro que hay muchas más…
1. El sentido como factor motivacional.
Muchas veces el líder intenta lograr el entusiasmo en los colaboradores por medio de distintas acciones, y principalmente utilizando al dinero como una de las herramientas más recurrentes. Sin embargo, luego de comprobar el efímero poder de éste aparecen las dudas y los enojos. Recomiendo en este punto pensar detenidamente por el sentido que el empleado atribuye a su trabajo. Para el corredor, este se halla en lograr una mejor condición física, sentirse mejor, conocer gente o alguna otra relacionada. Pero siempre hay un sentido para el que corre y si lo pierde, dejará de entrenar. Estoy convencido que una persona incapaz de atribuir una razón importante a lo que haga no podrá ser motivada desde el exterior. La responsabilidad del líder será descubrir lo que es realmente significativo para el colaborador.
2. Ir tras una meta. La planificación.
El liderazgo sin objetivos claros equivale a andar a ciegas. Los seguidores sienten ahí que no tienen rumbo y por lo tanto desconocen aquello que deben hacer. Cuando el corredor entrena para una carrera debe planificar su alimentación, calendario y tipos de entrenamientos previos, asegurarse de conocer el circuito (si hay cuestas o es plano, cómo será el clima ese día, etc.) entre otros aspectos. Seguir el método logrará en algunos batir su propia marca o simplemente llegar a la meta. Por el otro lado, es vital para el Líder que no se confíe solo en su poder de improvisar sino que dedique el tiempo necesario para planificar acciones a corto y mediano plazo, identificando así los pasos necesarios para alcanzar los resultados que pretende.
3. Soportar la soledad.
Todos los que lograron una posición jerárquica en la estructura organizacional conocen perfectamente que hay momentos en los que miran a su alrededor y no hay nadie. Momentos de sostener decisiones comprometidas o de asegurar firmeza. Esto es requisito tanto para él como para el corredor. Tanto en los entrenamientos como en las carreras, hay situaciones en las que solamente está él y sus pensamientos. De esta capacidad dependerá en gran medida su éxito.
4. Tolerar las presiones.
Los líderes se sienten tironeados desde diferentes lugares. Subalternos, sus propios jefes, clientes, proveedores y así. Por el lado del runner la presión viene más desde adentro que desde el exterior. Sin embargo, en las dos situaciones debemos elevar nuestro umbral de tolerancia a las mismas. Claudicar antes de tiempo es tan decepcionante como no haberse nunca decidido a combatir. Las personas más eficientes son las que se animan a dar batalla, lo que implica lidiar con la incomodidad periódica de la tensión.
5. La pasión.
Todo lo que uno encare necesita imperiosamente contar con el deseo suficiente para llevarlo a cabo. La experiencia en los dos ámbitos me enseñó de manera muy clara que es imposible ser un buen deportista si no lo haces por gusto y tampoco serás un buen líder si te sentís incómodo en ese lugar.
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