Esta prueba la realizó un psicólogo Austriaco (Walter Mischel) que aprovecho que tenía una guardería para realizarla, consiste en sentar a un niño frente de una mesa y luego se coloca un marshmallow (Malvavisco) al frente, luego le tienen que decir al niño que si no se come el marshmallow, cuando regreses, tendrá otro como premio. Lo fantástico es que los niños de la edad en la cual se realizó la prueba (4 años) es que ellos están empezando a desarrollar su auto-control. ¿Tortura? No, hombre, no. Es una muestra sobre un comportamiento, de una emoción a veces un impulso. Hablamos de La gratificación diferida o gratificación retrasada es la capacidad de esperar el fin de obtener algo que uno quiere. Esta capacidad es generalmente considerado como un rasgo de personalidad que es importante para el éxito de la vida. Daniel Goleman ha sugerido que es un componente importante de la inteligencia emocional. Las personas que carecen de esta característica se dice que necesita la gratificación instantánea y pueden sufrir por la falta de control de sus impulsos. Solo un 30% de los niños logra posponer su deseo inmediato y llegar a los 15 minutos.
Lo bueno que Mischel a muchos de estos niños lo pudo seguir años mas tarde y pudo comprobar que a aquellos niños que le fue bien y pospusieron su auto-gratificación lograron:
Tener una mejor conducta en la vida
le fue mejor en los exámenes
Tuvieron menos inconvenientes ante situaciones estresantes
Menos problemas de atención y menos problemas en mantener relaciones duraderas.
Basado en este estudio hay una obra de teatro que paradoja al malvavisco en os niños ofreciéndole la siguiente dualidad a un adulto:
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